Cuando oí hablar por primera vez del tour de Combines fue en un encuentro casual con Sonia por las calles de Girona. Mientras comía en un restaurante mexicano vi pasar a Sonia con unos amigos y nos metimos de lleno en la conversación sobre cuál sería la siguiente aventura, fue entonces cuando me habló de esta gran ruta en los Alpes.
Me contó que se trataba de una salida de dos días y que era una de sus rutas favoritas para hacer en MTB. Enseguida le dije que sí, sin pensar demasiado en qué y en cómo lo haría, pero en ese momento tenía claro que quería apuntarme a esa aventura sin importar nada más.
EMPEZABA LO QUE SABÍA QUE IBA A SER UN GRAN RETO PARA MÍ.
Después de una lenta recuperación de la lesión de mi pie derecho, llevaba desde diciembre sin hacer ninguna aventura o carrera trepidante. Sabía que para una salida de estas características necesitaría además de fuerza física, fuerza mental, y aunque aún no estaba muy segura de mí misma después de la lesión, sentí que no podía dejar pasar una oportunidad como esta.
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Después de una lenta recuperación de la lesión de mi pie derecho, llevaba desde diciembre sin hacer ninguna aventura o carrera trepidante. Sabía que para una salida de estas características necesitaría además de fuerza física, fuerza mental, y aunque aún no estaba muy segura de mí misma después de la lesión, sentí que no podía dejar pasar una oportunidad como esta.
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Después de unas cuantas llamadas telefónicas, mensajes de WhatsApp y demás, estaba nerviosa y emocionada de estar por fin sentada al lado de Sonia a las 7 de la mañana en su coche.
Condujimos durante casi 10 horas seguidas, apenas paramos en ningún momento, el objetivo era llegar a ver la puesta de sol a 2.469 m en el paso del Gran San Bernardo, y allí estábamos, observando los últimos rayos de sol del día, sin duda, había merecido la pena. Ese paraje sería nuestro punto de partida y de llegada. Cocinamos un poco de ensalada de arroz, hablamos sobre el día siguiente y finalmente pasamos la noche en ese pequeño y tranquilo rincón entre montañas.
LA MEGAMO TRACK FUE NUESTRA ELECCIÓN, PERFECTA PARA UNA AVENTURA COMO ESTA
Al día siguiente preparamos las bicis con bastante facilidad, decidimos hacer el tour en dos días para poder disfrutar de las subidas y las bajadas sin tener que cargar con toneladas de equipaje y así dormir en un refugio a mitad de camino.
El Tour des Combines es una de las rutas más conocidas de senderismo del macizo ítalo-suizo, un tour asequible también para recorrerlo con una MTB doble, sin duda la Megamo Track sería la compañera de viaje perfecta para esta gran aventura.
Levantarnos temprano fue lo mejor, aunque entre una cosa y otra no salimos hasta las 8 de la mañana. Lo primero que nos encontramos fue un bonito sendero que nos llevó hasta las entrañas de un bosque alpino que nos obligó a caminar durante 6 km con nuestras bicis a cuestas.
PRIMERA PARADA:
HAY QUE HIDRATARSE
Aunque el camino era bastante duro, el paisaje nos regalaba unas vistas espectaculares y al fin empezamos a pedalear entre pistas y senderos que seguían el recorrido del río.
Aprovechamos para repostar todo lo que pudimos, es mejor hacerlo en fuentes adecuadas, ya que el agua de los arroyos en altitudes determinadas muchas veces no es recomendable debido a los residuos de los rebaños de ovejas, las vacas, etc.
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PRIMERA PARADA:
HAY QUE HIDRATARSE
Aunque el camino era bastante duro, el paisaje nos regalaba unas vistas espectaculares y al fin empezamos a pedalear entre pistas y senderos que seguían el recorrido del río.
Aprovechamos para repostar todo lo que pudimos, es mejor hacerlo en fuentes adecuadas, ya que el agua de los arroyos en altitudes determinadas muchas veces no es recomendable debido a los residuos de los rebaños de ovejas, las vacas, etc.
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Seguimos el río durante un buen rato, y sin llegar a tocar ni un poco de asfalto, llegamos a un bonito camino escarpado en el que de repente nos encontramos un enorme corte de roca. Allí tuvimos que hacer algo de subida técnica y pasar lentamente para llegar a una sencilla vía ferrata que nos llevó a uno de los últimos puntos de reabastecimiento. Aprovechamos para rellenar nuestros bidones mientras veíamos algunas de las personas que vivían allí cerca, siempre puedes preguntarles donde hallar esta agua secreta, en italiano por supuesto.
EN LOS ALPES SIGUE HABIENDO NIEVE DURANTE EL MES DE AGOSTO, OS LO ASEGURO
A través de un bonito y empinado camino de tierra finalmente salimos en el paso de Fenêtre du Durand (2797 m), allí tuvimos que caminar hasta la frontera con Suiza. Como esta excursión es recomendada de junio a septiembre esperábamos ver algo de nieve sobre el camino, pero lo que no esperábamos era encontrar tal cantidad a nuestro paso.
En algunos tramos tuvimos que atravesarla a pie, con cuidado y muy poco a poco para no salirnos del camino marcado.
La bajada nos esperaba, era un camino técnico, pero precioso hacia el valle y el lago de Mauvosin, con una de las mejores vistas que he visto nunca. El camino de tierra nos llevó hasta un curioso túnel que termina en el pueblo de Mauvosin, allí se encuentra el único lugar para dormir, el Hotel de Mauvosin (80 euros la noche con una gran cena y el desayuno incluido y con habitación compartida). Esta es la única opción si quieres hacer el Tour des Combines en 2 días.
BIKE, EAT, SLEEP AND REPEAT. ESO ES LO QUE DICEN, ¿NO?
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BIKE, EAT, SLEEP AND REPEAT. ESO ES LO QUE DICEN, ¿NO?
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Nuestro segundo día comenzó con un buen desayuno, tal y como se dice popularmente: bike, eat, sleep and repeat. Empezamos a pedalear por primera vez por asfalto a través de un descenso que nos llevó hasta un pequeño sendero técnico, allí tuvimos que caminar de nuevo debido a las rocas, pero por suerte lo pudimos pasar bastante rápido y sin demasiada dificultad.
SEGUIMOS GANANDO ALTITUD PARA LLEGAR HASTA EL COL DE MILLE (2473M)
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Poco a poco fuimos ganando altura, ese tramo fue una mezcla entre carretera y camino de tierra que nos llevó hasta la segunda gran subida: el Col de Mille (2473).
En ese punto me encontré un poco al límite, así que aproveché que había una cabaña allí con buena comida y bebida para recuperar energías.
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Poco a poco fuimos ganando altura, ese tramo fue una mezcla entre carretera y camino de tierra que nos llevó hasta la segunda gran subida: el Col de Mille (2473).
En ese punto me encontré un poco al límite, así que aproveché que había una cabaña allí con buena comida y bebida para recuperar energías.
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Mientras Sonia subía a la cima, yo ya estaba pidiendo Coca-Cola y pasta al pesto. Recuerdo que mientras comíamos, Sonia vio desde nuestra mesa, una preciosa bajada de single track mezclada con algún tramo de tierra, se emocionó tanto que no tardamos en ponernos en marcha otra vez y disfrutar de la bajada.